On rainy days:
Había estado fuera todo el día. Exhausta, veía caer la lluvia lentamente a través de su ventana, recostada en su cama; una hora tras otra. ¡Esa maldita tarde! si hubiera sabido que su corazón iba a ser destruido apenas unas horas antes, jamás habría salido de su casa. Estaba perdida en un vaivén de recuerdos, aun le dolía tanto pensar en él. Sentirlo. Su corazón parecía estar detenido. --“El tiempo cura heridas” qué gran tontería-- pensaba. Sus heridas seguían abiertas; aun cuando parecían cicatrizar, bastaba aquella mirada para abrirlas. La mirada que había estado llena de amor: la de él.
En sus brazos se había sentido segura. En sus manos se había apoyado. En sus ojos se había perdido. Pero ya no estaba ahí.
Qué tormento pensar que había alguien nuevo en su vida.
De súbito, volvió en sí. Se levantó de la cama y caminó hacia la ventana: aún llovía. Una lágrima acarició su mejilla al tiempo que le dedicaba un último pensamiento. --Basta-- pronunció.
Con una mano limpió su mejilla y con la otra comenzó a recogerse el cabello. Hacía frío. Tomó el suéter de punto que llevaba días sobre el espejo y justo antes de ponérselo, contempló la tristeza que sus ojos reflejaba. --Habrá que ser fuerte-- se dijo. Bajó torpemente las escaleras y, sin importarle la lluvia, salió y comenzó a caminar.
Camino un largo rato antes de llegar al parque en donde, tiempo atrás, los había visto a él y a su nueva amada. Qué Irónico. Se sentó en una banca a mirar el vacío, no había nadie ahí. Seguramente todos debían estar en casa buscando tibieza y refugio. Su piel estaba fría y su cabello muy mojado. Comenzó a escuchar pisadas. Pisadas que se aproximaban con rapidez. El sonido se detuvo, al igual que las gotas callendo sobre su rostro. Levantó la cabeza y encontró a un joven con una sombrilla. Alto, delgado. Bien parecido. Se podía ver que era un par de años mayor que ella. Ella seguía callada.
--No creo que sea bueno que estés aquí sola bajo la lluvia. Estas empapada, podrías enfermarte--dijo el extraño con suavidad.
("¿Qué te importa?" pensó de inmediato ella) --Gracias, pero estoy bien--
Los ojos de él brillaron divertidos y se dibujó en su rostro la sonrisa más encantadora que ella había visto.
El extraño le extendió su mano. --Vamos, te acompañaré a tu casa--
Ella la tomó mientras asentía con la cabeza. Se puso de pie y emprendieron camino.
Todo en silencio (en realidad, ese silencio resultaba agradable y cómodo); fue él el primero en romperlo y al cabo de un momento ella se encontró sonriendo y respondiéndole. Estaba feliz.
No muy lejos, un muchacho los veía alejarse con una expresión triste en el rostro. Abrió su sombrilla, dio la vuelta y se fue. Le consolaba haberla visto sonreír; era mejor que verla con los ojos cubiertos de lágrimas: lágrimas que él mismo había causado. Ya era momento de olvidarla así como ella haría con él.
Y quién sabe.
Tal vez ése no era su final.
espero que les guste, la verdad es la primera vez que escribo algo y que me gusta y lo escribí en uno de mis momentos depresivo cuando me entere que mi ex al que todavía no superaba tenia otra novia y ese día estaba lloviendo así que de ahí surgió el titulo :D